¿Se Debe Acabar Avianca?


Modelos Fallidos
Quienes estudian el comportamiento humano saben que los idealismos en gran medida resultan de la influencia de aspectos como el entorno cultural, la política, o la educación, con lo cual la capacidad de aceptar una forma diferente de pensar recae fundamentalmente en la estructura formativa de una persona.

Dentro de ese contexto, encuentra uno contradicciones en el planteamiento de algunos ideales, como los que quisieran ver implementadas políticas de corte socialista que parten de supuestos como el que les parece bien lo que sucede en Venezuela, desconociendo que allí se experimenta en la práctica un régimen de corte totalitario, pero critican el modelo de derecha que ha prevalecido en Colombia, entendido como el opuesto, sin darse cuenta que ambos sistemas se asemejan.

Los opuestos son parte de la naturaleza humana, tanto como los discursos que se alinean en uno u otro bando. Este último ha sido una práctica milenaria de uso indiscriminado con el que, entre otras, se consiguen adeptos. Esta bien cuando es usado siguiendo patrones de buenas costumbres, pero no es coherente y se pierde credibilidad cuando por un lado se critica un sistema por determinados actos, haciéndose por el otro lado el de la vista gorda cuando el sistema con el que se es afín hace exactamente lo mismo.

Desde distintos escenarios, he expresado mi postura respecto de lo que considero ‘modelos fallidos’; tal es el caso de lo que sucede en los dos países arriba citados. No obstante, es claro que hay una diferencia importante en las actuales políticas económicas que practican ambas naciones, aunque bastante similares en temas como la corrupción.


Sociedad de Libre Mercados
Con todo y sus imperfecciones, el modelo de sociedad de libre mercados deja al descubierto alrededor del mundo más aciertos que fracasos, incluido el tema de las libertades. Con políticas de control más efectivas, en los países desarrollados de modelo capitalista el crecimiento económico es mucho más evidente que el de los países en vías de desarrollo, especialmente porque la distribución de riqueza se ve estancada en los segundos no por el modelo en si, sino por la altísima corrupción y la baja educación.

La crisis sanitaria del 2020, sin embargo, dejó al descubierto no solo la afección que produjo la pandemia, sino la enfermedad y los problemas de fondo del modelo económico capitalista al rededor del mundo. Sin lugar a dudas, vivimos, como se ve expresado últimamente en redes sociales, a merced de “la dictadura del capitalismo”; y yo también agregaría la avaricia y actividades criminales en la que muchas veces caen los arquitectos de Wall Street. Se habla hoy con mayor frecuencia de propuestas económicas pospandemia, aunque no parece claro qué soluciones de beneficios generales implementar, ni mucho menos líderes que estén dispuestos a asumir los retos. Lo que si no deja dudas es que patrocinar la destrucción de lo que hasta ahora se ha construido, como proponen algunos, resulta fácil decirlo, aunque en la práctica un remedio que a mi juicio resultaría peor que la misma enfermedad.

El orden económico es un asunto complejo, y no es mi propósito ahondar aquí sobre él. Pero me llama la atención que muchos discuten sobre el tema sin tener conocimientos básicos de finanzas. Por un lado, soy de los que creen que hay que saber como poner el dinero a trabajar para uno, y no al contrario; pero para llegar allí se necesita adquirir conocimientos acerca de cómo funciona este y cómo funciona la economía. Por el otro, hay que saber planear estrategias tendientes a conseguir los mejores dividendos. Me parece por tanto que es mejor propiciar cambios sobre la base de lo bueno que tiene un sistema, antes que apostarle a uno modelo nuevo o disruptivo de pronóstico incierto.


Posicionamiento Estratégico
Las discusiones sobre el tema de la compañía Avianca, a raíz de la crisis de las aerolíneas generada por la pandemia, parten de sentimientos primarios que en poco contribuyen a la búsqueda de estrategias sobre lo que más conviene. Creer que es mejor que se acabe para que en su lugar se formen otras empresas es miope, por cuanto desconoce la realidad de cómo funciona el negocio de la aviación comercial en el mundo. En las condiciones actuales, perder el posicionamiento estratégico que tiene Avianca (en un mercado tan pequeño como el colombiano) seria una muy mala noticia para el país. La segmentación del mercado, con nuevos actores como proponen algunos, en un negocio tan competitivo, con márgenes tan pequeños y altísimos costos de operación, nos regresaría a las épocas donde la calidad del servicio era pésima.

Se critica que Avianca no le paga al país los impuestos que deberían (las grandes empresas se especializan en estudiar los códigos de impuestos y encontrar en los loopholes factores de beneficio), pero es un generador de riqueza por dónde se le mire. No es sino observar toda la cadena productiva, desde su planta de personal —mayoritariamente colombiana que pagan importantes impuestos—, hasta la cadena de valor inserta en los servicios externos que contrata. No se necesita ser un experto para saber que todo ese engranaje, lo que yo llamo generación de riqueza, se irriga en la economía del país.

Aclaro que no hago esta nota en defensa de Avianca, aún sabiendo que tengo familiares que trabajan allí y que la consideran incluso una gran empresa, sino para hacer notar que en las discusiones en torno a la ayuda que le han solicitado al gobierno no caben asuntos emocionales, sino los argumentos y consensos estratégicos. La posición dominante de los operadores de la aviación comercial tiene actores estratégicos en todo el mundo, y con el que le hacen frente a la competencia: Francia con Air France, Alemania con Lufthansa, Inglaterra con British Airways, Chile con Latam, Mexico con Aeromexico, y en EEUU, por el tamaño del mercado, varias, pero con American, Delta y United Airlines a la cabeza. Eso no quiere decir que los dueños de esas empresas necesariamente sean de los países donde tengan sus operaciones principales. Y en un escenario globalizado como en el que estamos, los inversionistas provienen de muchas partes del mundo, aunque eso tampoco hace a las empresas de dónde venga el inversionista.


Lo que Creo Debería Hacerse
Muy a pesar de los pasos en falso y ajustes que han afectado la imagen del servicio con el que históricamente se le conoció, Avianca es una empresa nacional con un enorme historial. Cotiza en bolsa, tanto en Colombia, como en New York, por tanto se considera una empresa pública. Es un activo de todos. Entiendo las prioridades que se deben tener en medio de las complicaciones de la coyuntura actual. Sin embargo, un gobierno responsable debería ser capaz de diseñar mecanismos para ayudarle a salir adelante, y sobre todo proteger a sus trabajadores. Lo cierto es que lo mejor sería propiciar ambientes que le apunten a estrategias de solución donde queden planteados todos los factores que contribuyan a superar las dificultades, sin descuidar lo que integralmente le convenga más a la nación.

¿Se Debe Acabar Avianca?

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